lunes, 28 de septiembre de 2009

Reflexión al artículo “Nativos e Inmigrantes digitales” de Marc Prensky

En mi caso no soy teórico para clasificar las generaciones, comparto las ideas de Prensky, (que son simpáticas como dice Alejandro Piscitelli), yo voy aprendiendo conforme me lleve la experiencia, aprendo a la “antigua”. Hoy tengo experiencia pero también hoy pienso más en serio en la posibilidad de retirarme, que ironía o que "acento" pero sostengo un pie en el pasado. En la vieja idea de retirarme cuando aun puedo seguir, como seguramente lo hacemos todos los inmigrantes digitales.
Creo por experiencia (y nada más) que la educación cambiaría favorablemente si actuáramos responsablemente con la generación de nuestros hijos y alumnos. Si para ellos nosotros fuéramos un puente hacia mejores condiciones, "algo" cambiaria, "algo" mejoraría. Pero entre la generación de nuestros hijos los “nativos digitales” y nosotros “los inmigrantes digitales” existe algo más que una brecha, existe un abismo y no existe puente si no tenemos voluntad para cruzarlo ("al andar se hace camino"), pero una vez que lo cruzas no hay que dejarlo, pues fácilmente se cubre de maleza y se pierde.
Los jóvenes hablan de Pokemón y nosotros no entendemos sus series. Recuerdo que una compañera de trabajo se preocupó demasiado y me hizo llegar a las manos un panfleto que sostenía ("científicamente") que Pokemón etimológicamente quiere decir “Demonios de bolsillo” (demon = demonio, pocket = bolsa) (Hoy lo actual es Naruto y que diremos los adultos de este personaje obviamente sin verlo).
Luego pensé, como dice el dicho: “si no puedes con el enemigo, únete” y me conecté y empecé a disfrutar más de mi hijo y a aprovechar la serie incluso para hablar de valores. Por ejemplo, “Ash”, el personaje principal de la serie es un niño de 10 años de edad, que lo deja todo para cumplir con su sueño de ser “Entrenador”, algo muy importante en su sociedad, pero como en la nuestra eso no se entiende, tuve que ser flexible y enseñar la tolerancia practicándola. Y que decir de mi hijo mayor, quien disfruta de los “Simpsons” sin perderse sus capítulos repetidos, que nos retratan perfectamente en la sociedad. Ambos son mi orgullo, son buenos hijos, son cariñosos ven mucha televisión, no perdonan el Messenger y “youtube”, pero van bien, el mayor ahora es un profesor nativo digital de música, y el menor en su secundaria está becado. Para mi lo importante hoy es que sean buenas personas, buenos ciudadanos.
Cuántas autoridades de nuestro medio son igualitas al Sr. Berns y cuantos arribistas llegan lejos en su trabajo y no por méritos, sino montados en la incondicionalidad hacia sus jefes y cuántos adultos somos tan mediocres como el “simpático” Homero. Y cuántos momentos con mis hijos me hubiera perdido si no procurara inmigrar a su era.
Y si como padre este acercamiento es un compromiso que causa placer, por qué tendría que ser diferente con nuestros alumnos. Con mis hijos trato de hablar su lengua digital (chat, blog, gadget), de oír su música de vez en cuando, de ver sus películas, de conocer a sus amigos, de verlo jugar, de verlo tocar, de visitar a los abuelos. Y por qué tendría que ser diferente con mis alumnos.
Debemos hablar la misma lengua que nuestros alumnos y que ellos hablen la nuestra, oír su música y que ellos bailen con la nuestra. ¿Se disfrutará de igual manera la lectura de "Don Quijote de la Mancha" que ver videos en "youtube", creo que no, pero ahora ellos tienen más posibilidades, y sería irresponsable negarles esta e imponerles la nuestra resultaría aún peor. Otro gran problema es acercarnos sin ir predispuestos a sus opciones en Internet, donde por cierto habrá mucha basura. Pero también se pueden encontrar verdaderas joyas cinematográficas.
En mi escuela y probablemente en muchas se ha preferido "adecuar" el Reglamento Escolar para prohibir el uso del celular. Pienso bajo esta absurda lógica que los accidentes de tránsito se acabarían si les prohibimos a nuestros hijos usar el auto. "Muerto el perro se acabo la rabia", pero entonces visto está que no sabemos cuales son los vectores de transmisión de esa enfermedad. Y me vuelvo a preguntar: ¿se acabaría la rabia, se acabó? Probablemente nuestros hijos tomarían las llaves en un descuido nuestro o aprenderían a manejar con sus amigos y se librarían de su machacona conciencia, la que les dice en todo momento: hijo no tan rápido,... hijo con cuidado,... ¡muy bien hijo!
Sería ingenuo pensar que necesitamos enseñarles a manejar el celular a los alumnos, lo más conveniente es acercarnos a ellos para que nos lo desbloqueen cuando accidentalmente aplanamos algunas teclas. Si hablamos del dominio del aparato ellos lo saben todo, lo han aprendido jugando tecla por tecla, lo han bloqueado y desbloqueado muchas veces, las primeras quizás por suerte, pero lo han aprendido, lo han abierto, saben cambiar una tarjeta y compartir videos y música. Pero si hablamos de usar responsablemente las funciones del aparato, como la cámara fotográfica y de video, o escuchar música cuando es debido y subir videos a Internet. Si ellos saben cómo, no saben qué, no saben cuándo.
Una manera de prohibir lo que neciamente no queremos conocer es no usándolo. Nadie (o casi nadie, porque debe haber algún loco) niega lo útil de las computadoras, las compramos para nuestros hijos. Pero al Aula de Medios Electrónicos no nos acercamos para que los alumnos usen sus recursos o si planeamos ir el encargado desconecta el Internet "sin darse cuenta" y así prohíbe su uso.
Los inmigrantes digitales somos tramposos y por si fuera poco somos los que mandan y estas cosas deberían cambiar.
Somos irresponsables y no nos importa que la brecha digital entre los que tienen acceso a las tecnologías de la comunicación y los que no las tienen se pueda profundizar, “al fin solamente son nuestros alumnos”.
Estoy de acuerdo en que las aulas deben ser espacios para motivar el conocimiento y que las matemáticas deben aplicarse en la solución de problemas, así que si el problema fuera por ejemplo el reparto proporcional, el tema puede darse al compartir y repartir una pizza y convivir con nuestros chicos.
Pero como una clase así no es lo de costumbre los profesores que innovan se ven en aprietos entre autoridades y padres de familia, por lo que si se había animado a cambiar no falta quien le recuerde "que todo tiempo pasado fue mejor". Y si estando quieto me evito la pena de estar en el banquillo de los acusados frente al jefe, mejor firmo el reglamento y no reporto la ineficiencia del encargado del aula, y mi conciencia tranquila se conforma diciendo -"al fin yo te iba a llevar y al fin no son mis hijos". Ah porque en la escuela de mi hijo no permitiría que los recursos simplemente se oxiden. Aunque donde "laboramos" nos estemos oxidando placidamente junto al equipo, para después quejarnos que esta obsoleto. Pero si nos dieran un Mustang rojo 1968 no diríamos nada.
Bueno hay que hacer algo. Ver a nuestros alumnos con la responsabilidad generacional con la que tratamos a nuestros hijos, entender sus intereses, capacitarnos para en hacerles interesante y divertido su aprendizaje.
A mi ha funcionado usar el aula de medios y el televisor del salón como monitor de la computadora para explicar que pueden hacer en Internet, desde casa o desde el café Internet. No puedo esperar a que me pongan el último grito del desarrollo computacional. Les paso programas de software libre como Scratch, Gimp, Cabri, Sketshup y Cmaptools, y les digo que pueden hacer y les muestro algunos ejemplos. Trabajamos en blogs prometiendo puntos extras pues los padres dicen: “somos pobres y no tenemos computadoras” y no se dan cuenta que una educación con medios electrónicos crea riqueza y tiene valor agregado. Y los compañeros creen que estoy jugando con los alumnos pues tal vez me falta tirarles un borrador en la cabeza para que vean que soy tan bueno como ellos.
Todo lo que mis alumnos hacen es de su creatividad, son expertos, tienen un chip, aprenden ensayando, tocando, experimentando. Su producto lo respeto y junto a ellos les doy mi opinión. Soy un inmigrante digital, pero no un arribista y conformista que ve tranquilamente como se oxidan los equipos y pone de pretexto que son equipos viejos. Y que el sobrepeso de los años de experiencia tiene una inercia que no te deja mover.
Creo firmemente que debo ser un puente para que los alumnos aprendan.
De última hora: ¿Y en educación como en cualquier campo, qué se puede escribir con letras indelebles? Hoy se presentó como invitado de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, Scott Yoo, quien afirma: “Memorizar es muy importante para mí, porque en el momento de dirigir o tocar ya no debo distraerme ni desconcentrarme cambiando las hojas de las partituras. (http://www.jornada.unam.mx/2009/09/26/index.php?section=cultura&article=a04n1cul ) Eso quita tiempo y atención. Sin duda, conocer una obra de memoria permite inigualable libertad en el momento de tocarla”. Me impresionó esta aseveración y más cuando dijo esta otra: “Desde mi punto vista, la música y la física son disciplinas que, en principio, pareciera que nada tienen que ver entre sí. En mi época de estudiante, tocaba alrededor de 30 conciertos al año. No quería entonces estudiar música en la universidad, sino algo totalmente diferente, para tomar un descanso. Por ello decidí estudiar física”. En que definición queda este señor, se imaginan estudió Física en Harvard para descansar. Qué es un inmigrante o un nativo digital o para que le buscamos y simplemente lo llamamos músico como el mismísimo “Encías sangrantes”.

Referencias

(1) Alejandro Piscitelli, “Nativos e inmigrantes digitales” RMIE, enero-marzo, 2006, en http://www.scribd.com/doc/467656/Nativos-e-Inmigrantes-Digitales

(2) Educar El Portal Educativo del Estado Argentino, “Inmigrantes digitales vs. nativos digitales” en http://portal.educ.ar/debates/educacionytic/nuevos-alfabetismos/inmigrantes-digitales-vs-nativos-digitales.php

Ángel Várgas, Abrevar en Newton y Mozart, un “privilegio para el aprendizaje” La Jornada Sábado 26 de septiembre de 2009 en http://www.jornada.unam.mx/2009/09/26/index.php?section=cultura&article=a04n1cul

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